Hace un año y después de un retraso de varios meses, Mac OS X Leopard aparecía a la venta en todo el mundo y se celebraron multitud de eventos para que los fans de la marca se pudieran apropiar de la nueva versión del sistema operativo de Apple.
Algunos usuarios recibieron con los brazos abiertos las más de 300 mejoras que incluía Leopard, pero al mismo tiempo otros se quejaban de la poca innovación que presentaba la actualización a pesar del retraso que provocó el desarrollo del iPhone. Ahora, después de un año con Leopard en nuestros macs, es hora de reflexionar si este Mac OS X realmente ha mejorado nuestra experiencia de usuario frente a Tiger.
Mi respuesta corta es sí. Mi respuesta larga es un sí, con un pero.
Cuando Leopard apareció en su versión 10.5.0, muchos (entre ellos, yo), encontraron un buen paso adelante las novedades como Spaces, así como una mejora del rendimiento del sistema en general. Sin embargo, algunas cosas como el comportamiento de las ‘stacks’ del Dock y la imposibilidad de quitar la transparencia de la barra superior del sistema irritaba a algunas personas, e incluso hacía que terceros desarrollasen sus propias soluciones.
Poco a poco, con las actualizaciones a 10.5.1 y consecutivas hasta la 10.5.5 actual (y a la espera de la 10.5.6), estos pequeños errores se han ido solucionando. A medida que los usuarios pedían, Apple iba añadiendo más y más características al sistema, perfeccionándolo un poco más.
Ventana externa
Y es justamente este comportamiento el que ha hecho que muchas personas estén viendo Mac OS X Leopard como un sistema operativo hecho con prisas y de mala manera. Estas personas, además, argumentan su opinión con el hecho de que en Cupertino, ahora mismo, estén concentrados en desarrollar la próxima actualización mayor del sistema, Snow Leopard, cuyo lanzamiento está previsto para los meses de verano del año que viene (algo menos de los dos años entre actualizaciones a los que nos tiene acostumbrados Apple).
Y precisamente hablando de Snow Leopard, he oído ya algunas personas que consideran que ése es el verdadero Leopard, el sistema que Apple quería lanzar hace un año pero que, debido al iPhone, no pudieron hacerlo a tiempo, quedando pues Snow Leopard como una especie de “Mac OS X Leopard SP1”.
Mi opinión personal no es tan pesimista. Leopard es un gran sistema operativo y, viendo las alternativas, no lo soltaría jamás. Sólo hace falta que me ponga a usar algún Windows (en cualquiera de sus versiones) o alguna distribución de Linux para que me dé cuenta de todas las ventajas que me comporta Mac OS X. Sin embargo, creo que Leopard no ha terminado de conseguir del todo ese efecto de “es como tener un mac nuevo” que consiguieron Jaguar, Panther y Tiger en un pasado.
Así pues, estoy a la espera del lanzamiento de Snow Leopard, y de cómo Apple lleva a cabo su objetivo de sacrificar nuevas funcionalidades a cambio de mejorar las ya presentes en Leopard. Y de momento, viendo las características que se momento se conocen, parece que lo están consiguiendo.
Imagen | Flickr de juanpol
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