Para los que pensamos que dormir es una pérdida de tiempo, hay esperanzas de cambiar esa percepción, de acuerdo a estudios hechos por Matthew P. Walker del Harvard Medical School en 2005 y Jeffrey M. Ellenbogen en 2007 demostraron que el cerebro aprende mientras duerme.
Aparentemente, mientras dormimos, el cerebro se mantiene sumamente ocupado procesando toda la información recibida durante el día. Revisa detalladamente todas las memorias formadas, estabilizándolas, copiándolas y llenándolas para que tengan más utilidad al día siguiente. Dormir bien puede hacer que las memorias sean resistentes a “interferencia” de otras informaciones, por lo tanto es más fácil recordarlo y se pueden usar con mayor eficacia al día siguiente. Dormir bien también ayuda al cerebro a “revisar” todas las memorias y decidir con qué debe quedarse.
Por ejemplo, si hemos visto una foto que tiene elementos emocionales y no-emocionales, mientras dormirmos, el cerebro puede guardar las partes emocionales importantes y lo menos relevante dejar que se pierda. Puede canalizar memorias previ as para relacionarlo con lo que viste en la foto. Todo esto ayuda a entender mejor el significado de todo lo que hemos recibido durante el día y aprender más de ello.
Ahora la pregunta que algunos científicos se hacen es, ¿por qué evolucionamos de tal forma que es solo mientras dormimos que ciertas funciones cognitivas suceden? es posible que sea un encuentro de dos fuerzas: la presión evolutiva que nos fuerza a dormir y nuestro sistema inmunológico, parte del instinto, que regula automáticamente nuestras horas de sueño (vivir en el día, dormir en la noche), por lo tanto el cerebro simplemente evolucionó de tal forma que usa ese tiempo de descanso de la mejor forma posible, procesando toda la información del día.
“Recolectar durante el día, procesar durante la noche”
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